Laca para los viernes (2): FIREHOUSE (1990)
Retomamos nuestra sección de cardados y fijadores donde lo dejamos en la primera entrega. En la salida de un laberinto en el que se vieron envueltos Alice In Chains, Warrant, Heavens Edge, Columbia, Epic, Don Ienner y, finalmente, nuestros protagonistas de esta semana, FireHouse. La excepción que confirma la regla: la única banda de hair metal surgida a finales de los 80 y principios de los 90 que fue capaz de sostener la mirada, en cuanto a ventas, a los grandes monstruos del grunge.
FireHouse en 1990 con nuestro fondo púrpura favorito a sus espaldas.
Mi amigo Carlos, siempre que puede, destaca una anécdota rescatada de "Todo el mundo adora nuestra ciudad", el libro de Mark Yarm que repasa la epopeya grunge con epicentro en Seattle y que en el Estado español ha sido publicada por nuestra editorial favorita, Es Pop Ediciones. Carlos narra que cuando la MTV sopesaba la idea de meter en rotación un videoclip de la banda británica Thunder, lo descartó porque no quería volver a apostar por la enésima formación con sonido Van Halen cuando tenían en proyección a una sensacional banda de Seattle llamada Alice In Chains.
La anécdota ayuda a entender un momento de las historia del rock. Ese en el que las bandas de hard rock aglutinadas en torno a la escena angelina sucumbieron ante el empuje devastador de la oleada grunge. Es verdad que esto se ha escrito en tantas ocasiones que en caso de no haber sido cierto, a estas alturas, empezaríamos a darlo por verdadero. Pero ocurrió.
Inevitablemente la historia de FireHouse, banda de hard rock y hair metal creada en Charlotte, Carolina del Norte en la segunda mitad de los 80, nace con el final de otra: Heavens Edge, la formación protagonista de la primera entrega de LACA PARA LOS VIERNES. Como narramos hace una semana, Heavens Edge se las arregló para que dos A&R de Nueva York se acercasen a su Philadelphia natal a ver su presentación en sociedad. Columbia Records envió a John Mvros y Epic a Michael Caplan. Tras mucho pensarlo Heavens Edge se decidió por el contrato de Mvros, básicamente porque el montón de dinero que quedó sobre la mesa era superior al que ofrecía Caplan. La mala suerte hizo que todo se torciera para los de Philly: un miembro tiroteado, retraso en la firma del contrato, Don Ienner en la presidencia de Columbia con un irracional odio a todas las bandas hardrockeras queriendo que Alice In Chains fuesen los abanderados del rock de su compañía en el futuro y la oleada grunge en definitva, dieron al traste con su carrera musical en la primera línea mundial.
Mike Evans, vocalista de Heavens Edge, cuenta que cuando le comunicaron al A&R de Epic que firmaban por Columbia, este les comunicó que en ese caso, tendría que fichar a la banda que tenía en la recámara, que no era otra que FireHouse. De esta forma, puede decirse que la mala suerte de Heavens Edge, acabó siendo la buena suerte de FireHouse, una de las pocas bandas que debutaron entre 1990 y 1991 dentro de la escena hair rock y que fueron capaces de hacer una carrera artística exitosa pese a la sacudida del grunge.
FireHouse nace a mediados de los 80 en Carolina del Norte de la fusión de White Heat y Maxx Warrior. Los primeros pusieron al guitarrista Bill Leverty y al batería Michael Foster, que durante meses se recorrieron decenas de clubs en busca de nuevos compañeros de viaje hasta que una buena noche encontraron a Maxx Warrior, con CJ. Snare a las voces. Contactaron con él y también con el bajista de la banda, Perry Richardson. Con el cuarteto cerrado y ya aproximadamente para 1988, FireHouse se mudó a la capital del estado, Charlotte, para intentar labrarse una carrera lejos del calor de Los Angeles. La banda logró que Michael Caplan de Epic asistiera a un concierto suyo en Nueva York y obtuvieron un contrato discográfico.
Su debú llegó el 21 de agosto de 1990. Homónimo, el álbum mantenía un sonido pulcro a lo largo de sus doce cortes que miraba más a la escena previa al "Appetite for Destruction" que a la posterior. En otras palabras, en tiempos en los que se podía hablar de sleazy rock más que de hair metal, los de Carolina del Norte abrazaron de lleno el hair metal más sintético. Y a FireHouse no le pudo ir mejor.
La banda logró que cuatro de los temas de su primera obra fuesen lanzados como single. Con la contundente "Shake & Tumble" no lograron alcanzar las listas pero gracias a la mitad divertida mitad insulsa "Don't Treat me Bad" alcanzaron el número 19. Hito que mejoraron gracias a una power balada prototípica y mojigata titulada "Love of a Liftime" que les sirvió para lograr el número 5. Volvieron a entrar en los charts hasta el número 58 gracias a su cuarto single, "All she Wrote", probablemente el mejor tema del disco sin que este fuese nada del otro mundo.
El monstruo ya había sido creado. "FireHouse" vendió más de dos millones de discos en EEUU para la obtención de dos discos de platino. Además, fue oro en Canadá, Japón y Singapur para sobrepasar con creces los tres millones de discos vendidos en todo el mundo. Por si fuera poco, en los American Music Awards de enero de 1992 FireHouse supera a Alice In Chains y Nirvana en la categoría de mejor nueva banda de heavy metal/hard rock. Vale, Carlos, los tiempos estaban cambiando pero FireHouse le sostuvo la mirada al puto tiempo. Y de qué manera.
Aunque a día de hoy lo de las ventas de discos puede sonar extraño, es posible que para los miembros de una generación sea un dato significativo de cómo iban las cosas. De los tres rivales por obtener aquel premio, FireHouse habían vendido más de dos millones de su debú, lo mismo que habían hecho Alice In Chains. Nirvana, por su parte, sí que había roto las reglas del juego con más de 10 millones de discos vendidos solo en EEUU. En el resto del mundo no andaría lejos pero es que "Nevermind" pasa por ser uno de los discos de rock más vendidos de la historia. Como curiosidad, Alice In Chains lanzó dos singles de su debú, FireHouse cuatro y Nirvana cuatro.
"FireHouse" es un disco repleto de clichés, como todos o casi todos los que vayan apareciendo en esta sección, pero totalmente exento de personalidad. Los componentes de la banda eran buenos músicos y muy hábiles con las matemáticas musicales, cuando se ponían podían escribir singles capaces de mantener el tipo en las listas de venta pese a que el mundo era ya un lugar hostil para bandas como ellos. Pero pese a todo, a parte de poder inducir a un buen rato casual, "FireHouse" es un disco olvidable y solo su historia relacionada con Heavens Edge, mejor banda al menos si comparamos debús, y las anécdotas referentes a Alice In Chains les valen la aparición en el LACA PARA LOS VIERNES de esta semana.
Comentarios
Publicar un comentario