KINGS OF LEON "Walls" (2016)
EXASPERANTE INOPERANCIA.
KOL siguen explotando la misma fórmula pero con peores resultados.
Justo cuando empiezo a escribir estas primeras líneas para esta crítica del último trabajo de los estadounidenses Kings Of Leon sigo cuestionándome que realmente merezca la pena hacerlo. O que realmente merezca la pena un nuevo disco de Kings Of Leon tras haber defendido la libertad del artista en un artículo del pasado domingo. Pero pese a que algo dentro de mí se estremezca y me ruborice, he de reconocer en público que la exasperante inoperancia con la que KOL se mueven por el rock moderno me fascina y me engancha a partes iguales.
Nunca terminé de creérmelos cuando fueron presentados en sociedad como los enésimos salvadores del rock y llegué a conectar más con la banda cuando su pop se volvió más sintético y carente de alma. “Only by Night” (2008) debería ser considerada su gran obra pese a que la calidad de la misma puede ponerse en tela de juicio con total libertad y probabilidad de acierto. No únicamente por los hits que, al fin y al cabo, son buenos momentos de pop de bombilla intermitente en un estadio repleto, sino por todo su conjunto. KOL se movían bien por diferentes texturas y propuestas con una sobresaliente “Cold desert” cerrando el disco. Posteriormente llegaron dos discos, tres si le sumamos este “Walls”, en los que, si hacemos un esfuerzo, podríamos llegar a recopilar un solo álbum que le siguiera la estela a “Only by night” a cierta distancia.
“Waste a moment”, la pieza que abre "Walls", es disfrutable y comprensible dentro del legado reciente de la banda. Casi al igual que “Reverend”, pero aquí KOL no esconden hallarse cautivos de su propia incapacidad para llegar a algún puerto. “Around the world” es la primera de las petardadas del disco. Guitarras jugetonas para un tema bailable que más que a bailar te invitará a acabar con la vida de alguien. “Find me” vuelve a lo poco bueno que tiene “Walls” mientras que “Over” parece un frío día de febrero en el que KOL han decidido disfrazarse de unos Killers decadentes, insoportables y totalmente prescindibles. “Muchacho” juega a ser un tema fronterizo con regusto a lodazal y pantano pero es tan ridículo que es mejor olvidarlo cuanto antes. “Conversation Piece” vuelve a ser otro tema marca de la casa totalmente desesperanzador y olvidable. El disfraz de “Eyes on you” es para The Strokes. Las peores bandas del peor rock reunidas en un mal disco de una de esas bandas. “Wild” recupera el pulso justo cuando más pienso en pulsar el botón de stop y arrojar el cedé por la ventana. Ya solo queda tiempo para la canción que da título al disco, una balada con intenciones épicas que, como el resto del disco, no termina de funcionar.
“Walls” es una vuelta de tuerca a la misma idea que KOL lleva desarrollando durante más de un lustro: remueve los mismos ingredientes con peores resultados y preséntate ante el público como que no pasa nada. Sus trabajos son cada vez peores y más detestables. Insignificantes incluso. Pero, ese continuo naufragio que al planeta pop no parece importarle alcanza ciertas cotas épicas. Y sucumbo. Irremediablemente. Como ante las golosinas cubiertas de azúcar o las teen dramas yankees. Aunque no me gusten. Caigo en las redes de KOL y acabo disfrutando de algo que en un principio me parece una aberración total. Lo que me queda por discernir es si todo es por demérito de mis exigencias o por mérito de la aparente desgana con la que KOL avanza como banda. 3,8
Nunca terminé de creérmelos cuando fueron presentados en sociedad como los enésimos salvadores del rock y llegué a conectar más con la banda cuando su pop se volvió más sintético y carente de alma. “Only by Night” (2008) debería ser considerada su gran obra pese a que la calidad de la misma puede ponerse en tela de juicio con total libertad y probabilidad de acierto. No únicamente por los hits que, al fin y al cabo, son buenos momentos de pop de bombilla intermitente en un estadio repleto, sino por todo su conjunto. KOL se movían bien por diferentes texturas y propuestas con una sobresaliente “Cold desert” cerrando el disco. Posteriormente llegaron dos discos, tres si le sumamos este “Walls”, en los que, si hacemos un esfuerzo, podríamos llegar a recopilar un solo álbum que le siguiera la estela a “Only by night” a cierta distancia.
“Waste a moment”, la pieza que abre "Walls", es disfrutable y comprensible dentro del legado reciente de la banda. Casi al igual que “Reverend”, pero aquí KOL no esconden hallarse cautivos de su propia incapacidad para llegar a algún puerto. “Around the world” es la primera de las petardadas del disco. Guitarras jugetonas para un tema bailable que más que a bailar te invitará a acabar con la vida de alguien. “Find me” vuelve a lo poco bueno que tiene “Walls” mientras que “Over” parece un frío día de febrero en el que KOL han decidido disfrazarse de unos Killers decadentes, insoportables y totalmente prescindibles. “Muchacho” juega a ser un tema fronterizo con regusto a lodazal y pantano pero es tan ridículo que es mejor olvidarlo cuanto antes. “Conversation Piece” vuelve a ser otro tema marca de la casa totalmente desesperanzador y olvidable. El disfraz de “Eyes on you” es para The Strokes. Las peores bandas del peor rock reunidas en un mal disco de una de esas bandas. “Wild” recupera el pulso justo cuando más pienso en pulsar el botón de stop y arrojar el cedé por la ventana. Ya solo queda tiempo para la canción que da título al disco, una balada con intenciones épicas que, como el resto del disco, no termina de funcionar.
“Walls” es una vuelta de tuerca a la misma idea que KOL lleva desarrollando durante más de un lustro: remueve los mismos ingredientes con peores resultados y preséntate ante el público como que no pasa nada. Sus trabajos son cada vez peores y más detestables. Insignificantes incluso. Pero, ese continuo naufragio que al planeta pop no parece importarle alcanza ciertas cotas épicas. Y sucumbo. Irremediablemente. Como ante las golosinas cubiertas de azúcar o las teen dramas yankees. Aunque no me gusten. Caigo en las redes de KOL y acabo disfrutando de algo que en un principio me parece una aberración total. Lo que me queda por discernir es si todo es por demérito de mis exigencias o por mérito de la aparente desgana con la que KOL avanza como banda. 3,8
Izkander FERNANDEZ
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