MONSTAPES 1
MONSTAPES
PRIDECRITICASOFDE
THEDISCOSMONSTER
ROYAL THUNDER
crooked doors
El cuarteto de Atlanta presenta su segundo paso discográfico bajo el manto de Relapse. Si bien en sus inicios eran un claro exponente del revival de hard rock setentero oscuro y pesado, tal y como mostraron en el EP de su debú en 2009, pronto hicieron esfuerzos por avanzar por un camino más propio y personal. En 2012 publican “CVI”, todavía con esa cortina de guitarras de ultratumba presente pero optando por la vía escapista. La voz de Miny Parsonz favorecía la incursión en un territorio más matizado y con más camino que los simplistas saqueadores del género. No es que “CVI” fuese un álbum sobresaliente pero sí que era un trabajo muy interesante que abría puertas ilusionantes para los de Atlanta, Georgia. Cuatro años más tarde, “Crooked Doors” presenta a unos Royal Thunder que se toman los riesgos suficientes para alejarse del revival más burdo y sumergirse en senderos creativos valientes. Y bien, no es revival puro y duro, hay impronta personal pero claro, original, lo que se dice original, no llega a ser. Aunque sería injusto pedirle eso a nadie hoy en día.
Royal Thunder llegan a sonar a muchas cosas, algunas dispares, pero lo hacen dentro de un contexto propio lo suficientemente avanzado como para abstraer al oyente de la preocupación que supone caer en la cuenta que lo que suena recuerda demasiado a otras cosas. En el disco hay oleajes que recuerdan a Tool, frenazos oscuros que traen a la memoria el doom metal europeo de mediados de los noventa, guitarras que evocan a Paradise Lost, desarrollos instrumentales con influencia de Mastodon, deje grunge vía Soundgarden, guiños a Jeff Buckley y aires de banda sonora de rock atemporal y épico. Eso, en el caso de Royal Thunder, es casi más un acierto que algo que penalice. ¿Por qué? Porque ese es el embalaje que utilizan para envolver composiciones notables y una propuesta lo suficientemente profunda como para verse lastrada por la falta de originalidad. Esto es, Royal Thunder suenan a todo eso pero no les afecta en absoluto porque en ningún momento son fagocitados por sus propias influencias sino que las utilizan a su antojo para seguir tejiendo su discurso propio. Centrarse en enumerar lo que uno cree adivinar en cada riff de “Crooked Doors” puede ser un ejercicio divertido y entretenido pero lo verdaderamente apasionante de este disco es perderse en él. Perderse en ese bosque que los de Atlanta presentan en su portada. Vagar por esas canciones y ese recorrido laberíntico que propone “Crooked Doors” en “Time Machine”, “Floor” o “Glow”.
El principal valor añadido de la banda es la voz de Miny Parsonz. Ese es el elemento diferenciador que dota al sonido de Royal Thunder de unas posibilidades que en cierto modo los aleja de la mayoría de sus coetáneos. La voz los lleva a explorar nuevos territorios pero el vehículo conductor siguen siendo las guitarras de Josh Weaver, un extraño elemento sin vértigo a mirarse las entrañas y a perderse en ellas.
8.2
THE GO! TEAM
the scene between
Ya está de vuelta The Go! Team, el sexteto de Brighton, con su particular ejercicio de dream pop enérgico, fácil de digerir y de disfrute inmediato. Una especia de golosina líquida para los oídos. Cuatro años después de su tercer trabajo, “Rolling Blackouts”, los de Ian Parton lanzan al mercado “The Scene Between”, un disco en el que recuperan con efectividad la propuesta más festiva ya ofrecida en su excelente debú “Thunder, Lightining, Strike” (2004). Bases rítmicas de hip hop, guitarras indie, invitación al baile y enfoque un tanto naif sirven a “The Scene Between” para volver a la onda positiva de su primera obra y escapar del terreno de nadie en el que subsistió la banda con los siguientes trabajos. The Go! Team son una propuesta de aires veraniegos, lista para ser escuchada bajo el calor del sol, con el mar enfrente y la mente despejada. Un producto de pop que no invita al desarrollo intelectual pero que sí propone vitalidad y energía para enfrentarse al oscuro mundo que se cierne sobre nosotros en el día a día.
6.9
TORCHE
restarter
Torche sorprendieron en la pasada década a propios y extraños ofreciendo una particular revolución dentro del estancado y repetitivo panorama doom. Su propuesta seguía apostando por la densidad y el tejido tupido protagonizado por guitarras crujientes, densas y saturadas pero arrojaban algo de luminaria gracias a unas melodías más claras y directas y a un enfoque vocal más limpio descubriendo el camino para introducir el pop en el hard rock oscuro y espeso. Su evolución no pareció tal en las siguientes entregas. La combustión inicial marcó en cierto modo su capacidad para seguir creciendo en lo musical y pese a propuestas brillantes como “Meandertal” (2008) su estatus no fue más allá del género. Con “Restarter”, su quinto disco, el cuarteto de Miami no ha ido más allá pero tampoco se ha rendido a su suerte. Muestran una tendencia a endurecer y a rudimentar su sonido sin perder las líneas de identidad que se han marcado en los últimos diez años, para crear un disco notable e interesante.
7.0
BRANDI CARLILE
the firewatcher’s daughter
Brandi Carlile es una de esas escritora de canciones que se mueve como pez en el agua entre un pop cristalino y un folk en contínuo flirteo con la americana. Con su debú de 2005 y, en especial, con su segundo disco, “The Story” (2007), demostró la capacidad para facturar buenas composiciones que combinaban con garra melodías pop y música de raíces. No es que la fuente se secase de cara a los siguientes lanzamientos pero sí es cierto que el nivel nunca ha sido recuperado. Pese a todo, la compositora del estado de Washington ha seguido adelante con su carrera hasta “The Firewather’s Daughter”, su quinto trabajo de estudio después de varios directos. En “The Firewather’s Daughter” vuelve a demostrar lo que la puso en circulación hace ya una década: habilidad para componer canciones pop con ocasionales arreglos country y folk. El resultado no es desalentador pero tampoco glorioso. Composiciones como “The Things I Regret” ponen de manifiesto que Brandi Carlile puede llegar a ser efectiva y emotiva. El handicap está en hasta donde puede llegar. Y lo que parece claro es que no hasta donde apuntó en “The Story”
5.8
SMASHING PUMPKINS monuments to an elegy
Este no es el mejor disco de Smashing Pumpkins pero eso debería ser algo que con el legado que posee la banda de Chicago, hoy en día el proyecto personal de Billy Corgan, no debería importar demasiado. “Monuments to an Elegy” no pasa de ser un ejercicio creativo y compositivo de perfil bajo. Una especie de golosina ofrecida a los fans actuales más activos para saciar su sed de material nuevo. No alcanza la sombra de su anterior trabajo, “Oceania”, y ni de lejos se acerca a cualquier clásico de la banda. Busca demasiado cobijo en unos teclados horribles a los que Corgan parece viciado y, pese a todo, tiene esos arranques marca de la casa que convierten simples composiciones en retazos de algo grande o de algo que podía haber sido grande. Porque con Corgan, cualquier cosa puede acabar siendo grande. Eso sí, este “Monuments to an Elegy”, no lo es.
5.9
PRIDECRITICASOFDE
THEDISCOSMONSTER
Royal Thunder, The Go! Team, Torche, Brandi Carlile y Smashing Pumpkins son los protagonistas de la primera entrega de Monstapes, nuestra nueva sección de críticas de discos. Con Monstapes además queremos hacer un experimento: darte la oportunidad de que leas la sección en tu dispositivo portátil como si fuese una revista. Para ello, pincha en la foto para verla en su tamaño real y descárgatela. Luego ábrela con tu visor de imagenes y amplía a tu gusto. No dudes en comentarnos la experiencia: si ves necesaria más resolución, si con la versión del blog te parece suficiente.... Lo que sea. Al fin y al cabo, en un blog, el feedback es poder y, el poder, calidad. Así que si quieres seguir leyendo los textos en el propio blog, sigue leyendo. Si no, ya nos contarás cómo lo ves.
ROYAL THUNDER
crooked doors
El cuarteto de Atlanta presenta su segundo paso discográfico bajo el manto de Relapse. Si bien en sus inicios eran un claro exponente del revival de hard rock setentero oscuro y pesado, tal y como mostraron en el EP de su debú en 2009, pronto hicieron esfuerzos por avanzar por un camino más propio y personal. En 2012 publican “CVI”, todavía con esa cortina de guitarras de ultratumba presente pero optando por la vía escapista. La voz de Miny Parsonz favorecía la incursión en un territorio más matizado y con más camino que los simplistas saqueadores del género. No es que “CVI” fuese un álbum sobresaliente pero sí que era un trabajo muy interesante que abría puertas ilusionantes para los de Atlanta, Georgia. Cuatro años más tarde, “Crooked Doors” presenta a unos Royal Thunder que se toman los riesgos suficientes para alejarse del revival más burdo y sumergirse en senderos creativos valientes. Y bien, no es revival puro y duro, hay impronta personal pero claro, original, lo que se dice original, no llega a ser. Aunque sería injusto pedirle eso a nadie hoy en día.
Royal Thunder llegan a sonar a muchas cosas, algunas dispares, pero lo hacen dentro de un contexto propio lo suficientemente avanzado como para abstraer al oyente de la preocupación que supone caer en la cuenta que lo que suena recuerda demasiado a otras cosas. En el disco hay oleajes que recuerdan a Tool, frenazos oscuros que traen a la memoria el doom metal europeo de mediados de los noventa, guitarras que evocan a Paradise Lost, desarrollos instrumentales con influencia de Mastodon, deje grunge vía Soundgarden, guiños a Jeff Buckley y aires de banda sonora de rock atemporal y épico. Eso, en el caso de Royal Thunder, es casi más un acierto que algo que penalice. ¿Por qué? Porque ese es el embalaje que utilizan para envolver composiciones notables y una propuesta lo suficientemente profunda como para verse lastrada por la falta de originalidad. Esto es, Royal Thunder suenan a todo eso pero no les afecta en absoluto porque en ningún momento son fagocitados por sus propias influencias sino que las utilizan a su antojo para seguir tejiendo su discurso propio. Centrarse en enumerar lo que uno cree adivinar en cada riff de “Crooked Doors” puede ser un ejercicio divertido y entretenido pero lo verdaderamente apasionante de este disco es perderse en él. Perderse en ese bosque que los de Atlanta presentan en su portada. Vagar por esas canciones y ese recorrido laberíntico que propone “Crooked Doors” en “Time Machine”, “Floor” o “Glow”.
El principal valor añadido de la banda es la voz de Miny Parsonz. Ese es el elemento diferenciador que dota al sonido de Royal Thunder de unas posibilidades que en cierto modo los aleja de la mayoría de sus coetáneos. La voz los lleva a explorar nuevos territorios pero el vehículo conductor siguen siendo las guitarras de Josh Weaver, un extraño elemento sin vértigo a mirarse las entrañas y a perderse en ellas.
8.2
THE GO! TEAM
the scene between
Ya está de vuelta The Go! Team, el sexteto de Brighton, con su particular ejercicio de dream pop enérgico, fácil de digerir y de disfrute inmediato. Una especia de golosina líquida para los oídos. Cuatro años después de su tercer trabajo, “Rolling Blackouts”, los de Ian Parton lanzan al mercado “The Scene Between”, un disco en el que recuperan con efectividad la propuesta más festiva ya ofrecida en su excelente debú “Thunder, Lightining, Strike” (2004). Bases rítmicas de hip hop, guitarras indie, invitación al baile y enfoque un tanto naif sirven a “The Scene Between” para volver a la onda positiva de su primera obra y escapar del terreno de nadie en el que subsistió la banda con los siguientes trabajos. The Go! Team son una propuesta de aires veraniegos, lista para ser escuchada bajo el calor del sol, con el mar enfrente y la mente despejada. Un producto de pop que no invita al desarrollo intelectual pero que sí propone vitalidad y energía para enfrentarse al oscuro mundo que se cierne sobre nosotros en el día a día.
6.9
TORCHE
restarter
Torche sorprendieron en la pasada década a propios y extraños ofreciendo una particular revolución dentro del estancado y repetitivo panorama doom. Su propuesta seguía apostando por la densidad y el tejido tupido protagonizado por guitarras crujientes, densas y saturadas pero arrojaban algo de luminaria gracias a unas melodías más claras y directas y a un enfoque vocal más limpio descubriendo el camino para introducir el pop en el hard rock oscuro y espeso. Su evolución no pareció tal en las siguientes entregas. La combustión inicial marcó en cierto modo su capacidad para seguir creciendo en lo musical y pese a propuestas brillantes como “Meandertal” (2008) su estatus no fue más allá del género. Con “Restarter”, su quinto disco, el cuarteto de Miami no ha ido más allá pero tampoco se ha rendido a su suerte. Muestran una tendencia a endurecer y a rudimentar su sonido sin perder las líneas de identidad que se han marcado en los últimos diez años, para crear un disco notable e interesante.
7.0
BRANDI CARLILE
the firewatcher’s daughter
Brandi Carlile es una de esas escritora de canciones que se mueve como pez en el agua entre un pop cristalino y un folk en contínuo flirteo con la americana. Con su debú de 2005 y, en especial, con su segundo disco, “The Story” (2007), demostró la capacidad para facturar buenas composiciones que combinaban con garra melodías pop y música de raíces. No es que la fuente se secase de cara a los siguientes lanzamientos pero sí es cierto que el nivel nunca ha sido recuperado. Pese a todo, la compositora del estado de Washington ha seguido adelante con su carrera hasta “The Firewather’s Daughter”, su quinto trabajo de estudio después de varios directos. En “The Firewather’s Daughter” vuelve a demostrar lo que la puso en circulación hace ya una década: habilidad para componer canciones pop con ocasionales arreglos country y folk. El resultado no es desalentador pero tampoco glorioso. Composiciones como “The Things I Regret” ponen de manifiesto que Brandi Carlile puede llegar a ser efectiva y emotiva. El handicap está en hasta donde puede llegar. Y lo que parece claro es que no hasta donde apuntó en “The Story”
5.8
SMASHING PUMPKINS monuments to an elegy
Este no es el mejor disco de Smashing Pumpkins pero eso debería ser algo que con el legado que posee la banda de Chicago, hoy en día el proyecto personal de Billy Corgan, no debería importar demasiado. “Monuments to an Elegy” no pasa de ser un ejercicio creativo y compositivo de perfil bajo. Una especie de golosina ofrecida a los fans actuales más activos para saciar su sed de material nuevo. No alcanza la sombra de su anterior trabajo, “Oceania”, y ni de lejos se acerca a cualquier clásico de la banda. Busca demasiado cobijo en unos teclados horribles a los que Corgan parece viciado y, pese a todo, tiene esos arranques marca de la casa que convierten simples composiciones en retazos de algo grande o de algo que podía haber sido grande. Porque con Corgan, cualquier cosa puede acabar siendo grande. Eso sí, este “Monuments to an Elegy”, no lo es.
5.9
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