THE WALKING DEAD. Reflexiones sobre el capítulo 5x14 (Spoiler)
5x14. Spend.
Continúa su curso la quinta temporada de The Walking Dead con el grupo
ya asentado en Alexandria. Asentado y, como cabía esperar, empezando a
tomar las riendas. El capítulo del domingo noche, aquí lo vemos el lunes
noche y redactamos el martes por la mañana, fue un capítulo de
transición en el que nuestros protagonistas vuelven a serlo mostrándose
capitales en todo lo que desempeñan. ¿Qué desempeñan? ¿En qué destacan?
Pues cada uno en lo suyo. Veamos...
La mayor fuente de tensión fue la del grupo que fue a por herramientas para subsanar una red eléctrica de Alexandria que ha empezado a sufrir contratiempos. Con un equipo de lo más estrambótico en los que al menos el 50% eran carne de casquería, salen de los muros del asentamiento seis miembros de la comunidad, dos se convierten en comida para caminantes y otros dos vuelven inconscientes. Glenn vuelve sano y salvo con el rey del mullet. Hay que despedir a Noah, un personaje que no ha sido útil para la trama más que en tramos minúsculos. Afortunado en el caso del capítulo que elimina al insípido Tyresse. Desafortunado en el fallecimiento de nuestra adorada Betty. La segunda pérdida es la de Aiden, hijo de los mandamases de Alexandria, que probablemente fuese muy guapo pero jamás demostró ser inteligente.
También hubo pinceladas para redefinir la personalidad de Abraham. Primero enfrentándolo a una dura vuelta a la rutina, lavándose la cara en el baño a primeras horas de la mañana mientras su pareja, Rosita, duerme. Mostrando al airgamboy pelirrojo como una rata enjaulada pese a toda su rabia. Sin embargo, la cuadrilla de albañiles a la que ha sido asignado recibe una "planificada emboscada" por parte de un grupo de caminantes y ahí sí, ahí Abraham vuelve a encontrar su sitio en el mundo. Primero cepillándose a unos 140 zombis el solo y luego haciéndose con el mando de la cuadrilla de albañiles. Abraham, un tipo que pese a toda su rabia sigue siendo una rata enjaulada, ahora, líder de su cuadrilla de paletas.
A lo que importa. ¿Qué hacen Rick y Carol? Porque del resto no supimos nada. Por partes y siendo esquemáticos: Rick levantarle la mujer a un tío más alto que él. Carol, por su parte, ejerce de sicópata y justiciera. Aquí los guionistas entrelazan un poco ambas líneas narrativas en una sola: la rubia de Alexandria que a todas luces le quitará las telarañas a Rick.
Siguen con la marciana línea del niño que quiere galletas de Carol y esta que no quiere hacérselas mostrando un nuevo temperamento. Pero tras mucho mandar callar al niño, resulta que Carol descubre que el padre del niño maltrata a su mujer y a su hijo. Algo que en cierto modo los guionistas ya señalaban desde el primer minuto del grupo en Alexandria y algo que nuestra maltrecha memoria cree que ya ocurría en el cómic original.
Al final, como si se tratase de "Psicosis", Carol, aterradora, calienta a Rick para que se cargue al maltratador dejando una doble lectura para el televidente. Indudablemente, lo plantea por justicia rollo far west. Pero también por la rubia. Parafraseando a Rusty Cohle, al final de un sueño, siempre hay una rubia.
La mayor fuente de tensión fue la del grupo que fue a por herramientas para subsanar una red eléctrica de Alexandria que ha empezado a sufrir contratiempos. Con un equipo de lo más estrambótico en los que al menos el 50% eran carne de casquería, salen de los muros del asentamiento seis miembros de la comunidad, dos se convierten en comida para caminantes y otros dos vuelven inconscientes. Glenn vuelve sano y salvo con el rey del mullet. Hay que despedir a Noah, un personaje que no ha sido útil para la trama más que en tramos minúsculos. Afortunado en el caso del capítulo que elimina al insípido Tyresse. Desafortunado en el fallecimiento de nuestra adorada Betty. La segunda pérdida es la de Aiden, hijo de los mandamases de Alexandria, que probablemente fuese muy guapo pero jamás demostró ser inteligente.
También hubo pinceladas para redefinir la personalidad de Abraham. Primero enfrentándolo a una dura vuelta a la rutina, lavándose la cara en el baño a primeras horas de la mañana mientras su pareja, Rosita, duerme. Mostrando al airgamboy pelirrojo como una rata enjaulada pese a toda su rabia. Sin embargo, la cuadrilla de albañiles a la que ha sido asignado recibe una "planificada emboscada" por parte de un grupo de caminantes y ahí sí, ahí Abraham vuelve a encontrar su sitio en el mundo. Primero cepillándose a unos 140 zombis el solo y luego haciéndose con el mando de la cuadrilla de albañiles. Abraham, un tipo que pese a toda su rabia sigue siendo una rata enjaulada, ahora, líder de su cuadrilla de paletas.
Carol te ha nominado.
A lo que importa. ¿Qué hacen Rick y Carol? Porque del resto no supimos nada. Por partes y siendo esquemáticos: Rick levantarle la mujer a un tío más alto que él. Carol, por su parte, ejerce de sicópata y justiciera. Aquí los guionistas entrelazan un poco ambas líneas narrativas en una sola: la rubia de Alexandria que a todas luces le quitará las telarañas a Rick.
Siguen con la marciana línea del niño que quiere galletas de Carol y esta que no quiere hacérselas mostrando un nuevo temperamento. Pero tras mucho mandar callar al niño, resulta que Carol descubre que el padre del niño maltrata a su mujer y a su hijo. Algo que en cierto modo los guionistas ya señalaban desde el primer minuto del grupo en Alexandria y algo que nuestra maltrecha memoria cree que ya ocurría en el cómic original.
Al final, como si se tratase de "Psicosis", Carol, aterradora, calienta a Rick para que se cargue al maltratador dejando una doble lectura para el televidente. Indudablemente, lo plantea por justicia rollo far west. Pero también por la rubia. Parafraseando a Rusty Cohle, al final de un sueño, siempre hay una rubia.
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