THE WALKING DEAD. Reflexiones sobre el capítulo 5x13. (Spoliers)
5x13. Forget.
Nuevo capítulo de la quinta temporada de The Walking Dead y, nuevamente, entrega reflexiva en la que ocurren más cosas de las que parece pese a que tampoco son demasiadas. El grupo sigue su proceso de aclimatación a la civilización de cartón piedra de Alexandria. Problemas de adaptación para Sasha, que encuentra un papel importante como la tiradora, algo que en el cómic le tocaba a Andrea. El trío de capitanes compuesto por Rick, Daryl y Carol, dejando a un lado a Michonne que está de monólogos con su espada, se reune en el bosque preparando un plan para hacerse con algunas armas. El tema de las armas en estos capítulos pasa por ser una de las cosas más premeditadamente vacías de contenido y trama que se recuerdan en mucho tiempo. Pero los guionistas siguen. Del resto de personajes poco o nada se sabe.
Hay tres momentos importantes y una oportunidad perdida. Deanna monta una fiesta (1) que, al fin y al cabo, no es más que una prueba para medir las social skills que les puedan quedar a los miembros del grupo. Daryl no va. Sasha suspende. Rosita lo intenta. Maggie está entregada a la nueva democracia. Glenn va de rollo zen. Abraham le da al frasco. Rick, como pez en el agua. Tiene metida entre ceja y ceja a una rubia (2), casada y madre de familia, y da la sensación de que hasta que no se la lleve al huerto no va a parar. Y Carol... quien la ha visto y quien la ve. Convencida de que es invisible porque nadie sabe lo sanguinaria y certera que puede resultar con un arma en sus manos, se escapa de la fiesta para conseguir unas cuantas pistolas que los demócratas de Alexandria tienen guardadas por si acaso. Pero no es tan invisible. Un niño que quiere ¡que le haga galletas! la sigue hasta el arsenal. Y allí, Carol, nuestra Carol, le suelta una de las amenazas más imaginativas y crueles que se recuerdan en la historia de televisión (3). Por lo que parece, la amenaza surte su efecto. El crío comerá galletas pero seguramente tendrá que cambiar su ropa interior.
La oportunidad perdida viene por la muerte de un caballo al que Daryl y Aaron intentan dar caza. Se entiende que desde hace ya bastantes capítulos la interactuación de los caminantes con los protagonistas de la serie no son más que licencias que se toman los guionistas. Pero si ya en la muerte de Tyresse la licencia olía a patochada, lo del caballo se escapa de toda razón. Dos rastreadores, uno de ellos con experiencia con caballos y en caza, son incapaces de capturar, vivo, un caballo. Pero media docena de caminantes son capaces de acorralarlo y comérselo. Se entiende que no es más que una manera de subrayar que los zombis ni hacen ni dejan hacer pero al final todo acaba siendo ridículo.
Por cierto, que hay una nueva referencia a la W, esta vez, en la frente de un caminante. No hay que olvidar que la misma pintada se pudo observar en el capítulo 5x09 cuando una parte del grupo se desplaza a las afueras de Richmond, Virginia, al pueblo en el que en teoría vive la familia de Noah en un recinto amurallado. Pero cuando Rick y los suyos llegan, aquello ha sido saqueado y todos son caminantes. Por la calle se pueden leer pintadas de "Wolves not far" ("Los Lobos están cerca"). Nadie pareció percatarse. Ni entonces ni ahora. En algún momento saltará la "fiesta".
Hay tres momentos importantes y una oportunidad perdida. Deanna monta una fiesta (1) que, al fin y al cabo, no es más que una prueba para medir las social skills que les puedan quedar a los miembros del grupo. Daryl no va. Sasha suspende. Rosita lo intenta. Maggie está entregada a la nueva democracia. Glenn va de rollo zen. Abraham le da al frasco. Rick, como pez en el agua. Tiene metida entre ceja y ceja a una rubia (2), casada y madre de familia, y da la sensación de que hasta que no se la lleve al huerto no va a parar. Y Carol... quien la ha visto y quien la ve. Convencida de que es invisible porque nadie sabe lo sanguinaria y certera que puede resultar con un arma en sus manos, se escapa de la fiesta para conseguir unas cuantas pistolas que los demócratas de Alexandria tienen guardadas por si acaso. Pero no es tan invisible. Un niño que quiere ¡que le haga galletas! la sigue hasta el arsenal. Y allí, Carol, nuestra Carol, le suelta una de las amenazas más imaginativas y crueles que se recuerdan en la historia de televisión (3). Por lo que parece, la amenaza surte su efecto. El crío comerá galletas pero seguramente tendrá que cambiar su ropa interior.
Sasha, la tiradora.
La oportunidad perdida viene por la muerte de un caballo al que Daryl y Aaron intentan dar caza. Se entiende que desde hace ya bastantes capítulos la interactuación de los caminantes con los protagonistas de la serie no son más que licencias que se toman los guionistas. Pero si ya en la muerte de Tyresse la licencia olía a patochada, lo del caballo se escapa de toda razón. Dos rastreadores, uno de ellos con experiencia con caballos y en caza, son incapaces de capturar, vivo, un caballo. Pero media docena de caminantes son capaces de acorralarlo y comérselo. Se entiende que no es más que una manera de subrayar que los zombis ni hacen ni dejan hacer pero al final todo acaba siendo ridículo.
Por cierto, que hay una nueva referencia a la W, esta vez, en la frente de un caminante. No hay que olvidar que la misma pintada se pudo observar en el capítulo 5x09 cuando una parte del grupo se desplaza a las afueras de Richmond, Virginia, al pueblo en el que en teoría vive la familia de Noah en un recinto amurallado. Pero cuando Rick y los suyos llegan, aquello ha sido saqueado y todos son caminantes. Por la calle se pueden leer pintadas de "Wolves not far" ("Los Lobos están cerca"). Nadie pareció percatarse. Ni entonces ni ahora. En algún momento saltará la "fiesta".
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