ADRENALINE RUSH "Adrenaline Rush" (2014)
EL PRECIO A PAGAR
Es duro enfrentarse a bandas que practican hard rock emparentado con el glam metal de los 80. Primero porque en la última década no ha existido una banda que haya superado una escena anquilosada y perdida. Segundo porque ante los escasos rayos de luz que han logrado salir más allá de su escueta galaxia la memoria tiende a enrocarse y se niega a aceptar la realidad. La maquinaria nostálgica se pone en marcha hasta cumplir una de las mayores mentiras interesadas del rock n' roll: cualquier tiempo pasado fue mejor. En cuanto a glam metal y sleaze rock se refiere, es cierto. Desde Buckcherry el planeta no ha visto nada reseñable más allá de un puñado de bandas que apenas han trascendido al campo amateur pero que han sido conocidas por su procedencia estilística.
Adrenaline Rush son de Estocolmo y nacen de la complicidad entre Tave Wanning, joven cantante que durante la década pasada formó parte de un dúo sueco de pop salido de un concurso de televisión, y Erik Martensson de Eclipse y W.E.T. Parece que ambos deciden que la carrera de la joven necesita un giro y buscan entre las bandas de Estocolmo hasta lograr una formación estable y heterogénea con ganas de darle al hard rock enfundado en spandex y rociado de laca. Una vez más, gracias a Suecia, ese ecosistema económico y cultural que permite que cada banda que nace en su seno cumpla con un nivel de calidad destacable.
El pasado agosto llegó el primer larga duración de Adrenaline Rush. Homonimo, salta el charco del hard rock ochentero de Europa a EEUU y de EEUU a Europa. Abre el disco "Black N' Blue", un agresivo ejercicio de AOR que cumple como una tarjeta de presentación ambicioso. Le sigue "Change", un acercamiento más o menos claro al legado de Dokken, pero no el último ya que en la recta final volvemos a encontrarnos con "No, No, No". Dos temas en los que el guitarra principal, Ludwig Turner, vuela alto.
Del hard rock de la laca y la fiesta pasan a "Generation Left Behind" un tema muy Deff Lepard. Vuelven a saltar el charco para sonar festivos en "Girls Gone Wild", una composición deudora de la energía de los Motley Crue más acelerados. A estas alturas ya se habrá detectado el mayor problema del disco. Y no es otro que el que se pretende que sea su principal valor. Wanning cumple en entrega y actitud pero su voz resulta monótona y excesivamente mate. En vez de dotar de riqueza a las composiciones les resta posibilidades. Es como si la banda fuese continuamente en la dirección correcta y a buen ritmo y Wanning no pudiese alcanzarla en la mayoría de las ocasiones.
Videoclip de "Change".
El ecuador del disco lo marca una power ballad bastante acertada donde el quinteto suena pausado por primera y última vez. Es probablemente uno de los mejores momentos de la garganta de Wanning pero, una vez más, sin demasiado brillo. "Want it all" encara la segunda mitad del disco con ecos de Vixen. Por el mismo camino edulcorado camina "Too Young to Die".
Vuelven a aparecer referencias a Leppard pero esta vez de una forma mucho más descarada. Es como si "Rocket" se convirtiese en "Oh Yeah!". Que, por cierto, es un buen tema pese al contratiempo. "No, no, no", "Playin' to Win" (sonrojante) y "Hit You Like a Rock" conforman la recta final sin ninguna sorpresa.
"Adrenaline Rush" es una presentación aceptable de un combo que sufre en sus carnes la complicada decisión de lanzarse a la titánica carretera del rock desde un prisma un tanto maldito en nuestros días. Es el precio a pagar por querer hacer un hard rock marcado con la x y condenado a, como poco, permanecer en la nostalgia y no volver a ser real nunca más. Y sin embargo, Adrenaline Rush son positivos porque mantienen la llama viva. Si existen formaciones que se arriesgan, tarde o temprano aparecerá una que romperá el molde de nuevo. Quien sabe, quizá vivamos un revival potente algún día pero de momento no será gracias a Adrenaline Rush.
6.0
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