Berri Txarrak "Denbora da poligrafo bakarra" (2014)



MAS VIDA DESPUES DE LA VIDA.
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Cuando parecía que la banda se enfrentaba a un muro infranqueable, cuando su propuesta empezaba a ser sospechosa de vivir un proceso de estancamiento, Berri Txarrak salen adelante a lo grande, con mucho riesgo y con toneladas de genialidad por cada surco.



Ni siquiera era un deterioro. O un frenazo en unas constantes vitales que siempre habían emitido brío y energía. Era más una cuestión abstracta por la que la propuesta de la banda parecía inmersa en un proceso de estancamiento. Aunque una de sus señas de identidad siempre había sido la evolutiva en sentido progresivo, desde el giro orgánico de "Payola" el discurso apenas había variado. Las variaciones fueron tímidas en "Haria". Salvo un halo nocturno directamente relacionado con la producción, "Haria" ahondaba en las mismas bondades sonoras de "Payola".

Ahí, algunos pensábamos que a un compositor como Gorka Urbizu había que, quizá no exigirle, pero sí esperarle más. Hasta el momento las etapas se habían quemado con acierto pero el rito de paso a una dimensión musical más plena estaba por llegar. De repente, el horizonte se tornó esperanzador y excitante. Berri Txarrak anunciaban un triple disco de veinte canciones de cara a su veinte aniversario. Luego se habló del concepto que separaba cada disco casi estilísticamente. O al menos, en estados de ánimo. En intenciones.

Al final, llego el disco. Las primeras impresiones, expresadas en estas mismas páginas el mismo día de su lanzamiento auguraban triunfo. Un disco más metálico, repleto de rabia y ecos de nostalgia. Otro rítimico, guitarrero, bailable por momentos, en el que el trío de Lekunberri se situaba más allá de la frontera con lo indie de una forma pronunciada por primera vez en su carrera. Y un tercer volumen orgánico, básico, punk, cantado con el estómago y entonado con emoción.

Una vez escuchado en profundidad, en el tiempo, una vez comprobado que el disco sirve para conducir mientras castigas las cervicales, que sirve para trabajar mientras castigas las cervicales, que sirve para correr mientras pegas puñetazos al viento y que definitivamente funciona en la cama como fondo a un polvo frenético y sudoroso, es el momento de emitir un juicio.

Labanak jarriko ditugu hesien gainaldetan.
Sutxakurrak. Helduleku Guztiak. Xake-Mate Kultural Bat. Una palabra para el primero. Dos para el segundo. Tres para el tercero. Los títulos del primero, de una palabra. Los del segundo, de dos. Los del tercero, de tres. Como buscando un sentido mágico al ya de por sí mágico número tres.







"Sutxakurrak" supone una continuación de "Haria". La natural. Sin variación excesiva. Indaga en la brecha metálica con riffs tortuosos y asfixiantes. Guitarras crujientes que vibran con olor a muerte corrosiva. Base Black Sabbath, desarrollos Mastodon/Torche. Sección rítmica contundente/convincente/convencida. Gorka moviéndose como siempre, bien. Utilizando el lenguaje y las emociones a su antojo. Resulta espectacular, siempre lo ha sido, la facilidad con la que traza una narrativa apoyada emocionalmente en unos textos que se asientan en la intensidad de la música. Cuando Gorka dice algo que se nos clava en el corazón, no se nos clava únicamente por su poética, por la estética de su lenguaje o por cercanía emocional. Se nos clava, nos atraviesa, porque lo que dice con la voz va certeramente entrelazado con lo que toca. Nunca será un virtuoso en la ejecución pero sí lo es en la composición, en la narrativa musical, en exponer emociones de una forma completa. Lo hace en el disco metálico, ese que fue grabado frente al Pacífico en Venice Beach, CA. Pero también lo hace, y de una forma más notable, si cabe, en "Helduleku Guztiak".

Pozik zirudien euriaren etorbidean.
El segundo disco es el que aporta el riesgo. Si se ha hablado de mortales, de triples saltos, de riesgo, es por "Helduleku Guztiak". Aquí están todas las variaciones que en cierto modo podían echarse de menos en "Haría" e incluso en "Sutxakurrak". Berri Txarrak se ha adentrado por completo en un territorio novedoso, indie. Lo hizo con ejercicios notables y loables como "Oreka". Pero no pasó de ser algo puntual. Un acento curioso en un discurso convincente. Las guitarras siguen intactas. Hay momentos, neutrales, en los que quien escucha no sabe con claridad si está en el disco metal, en el indie rock o en cual. Pero los arranques, las esencias, evocan con acierto escenas de Biffy Clyro, New Pornographers o Two Door Cinema Club. Siempre desde un prisma personal. Y esto tiene que quedar claro, Berri Txarrak puede recordar a otras cosas pero joder, otras cosas también pueden recordar a Berri Txarrak. El ejercicio de hacer suyo lo que está ahí fuera es tan común como el sonido de una guitarra eléctrica sumada a un bajo y una batería. Nadie inventa nada pero pocos tienen un sello personal con la impronta, la eficacia, la emotividad y la longevidad de Berri Txarrak. Más entendiendo que su existencia es a la contra, en un ecosistema político, social y lingüístico especialmente cruel y despiadado.

David y Galder. Un punto y aparte en "Helduleku Guztiak". Es fácil presuponer que no, no es el escenario en el que más cómodos se van a sentir a lo largo de sus respectivas carreras. Se entiende que aquí Gorka ha marcado y exigido con más claridad. Y David y Galder lo rompen. No cumplen, brillan. Elevan. Van a otra galaxia interestelar sin sudor aparente. Con naturalidad. Si este capítulo central de "Denbora da poligrafo bakarra" es particularmente brillante es por la suma del conjunto. La sección rítimica da el mismo valor añadido que monstruosidades compositivas como el tema que da título al segundo disco. Con Gorka induciendo al llanto y el desasosiego elevando la canción a una irrefrenable y ambiciosa obra de arte narrativa.




Clip oficial de "Zerbait asmatuko dugu".


El tercer EP, "Xake-Mate Kultural Bat", es el que afronta la recta final del triple disco de una forma más natural y con menos pretensiones. Con crudeza y un planteamiento básico pero no por ello menos efectivo, menos melódico, menos Berri Txarrak. Punk, grunge y flirteos con el hardcore melódico. Con los mismos puntos en común generales que las otras dos obras. Porque pese al triple planteamiento diferenciado, la banda es la misma y el propósito es el mismo. En este tercer cedé no hay tregua. Hay arrojo y tesón. Hay energía. En definitiva, el broche perfecto y necesario a un ejercicio tan complejo y extenso como "Denbora da poligrafo bakarra".

Un jaque mate cultural.
Las conclusiones solo pueden ser positivas cuando alguien tiene que decir algo de un trabajo tan vibrante e ilusionante como este. Lo que tenemos encima de la mesa es un disco sobresaliente con composiciones sobresalientes en su mayoría. Con un control del lenguaje rockero brillante. Un jaque mate y final de partida en toda regla. Las dudas, por ponernos analíticos, vendrán a partir de ahora. Cierto que en "DDPB" hay riesgo, hay nuevos matices para un discurso musical más variado. Pero no menos cierto que un disco triple con tres ambientes relativamente diferenciados es un mecanismo perverso de evasión de responsabilidades. Porque en caso de que a alguien no le guste algo, siempre tiene otras dos entregas en las que perderse. Es de agradecer la variedad y la profundidad. Pero la pregunta queda en el aire hasta el siguiente trabajo: ¿Cuál es el camino de los Berri Txarrak que afrontarán el final de la década de los diez? ¿Existen tres posibilidades? ¿Existe un camino intermedio? En cualquier caso, que el riesgo siempre quede patente. Porque cualquier cosa, con riesgo, posee más valor.
 
9.1

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