Weezer "Everything Will Be Alright in the End" (2014)
RECUPERANDO EL TIEMPO PERDIDO.
Sigue intacta la capacidad de Rivers Cuomo³ para crear una mixtura, un puzzle de sonidos particulares y alejados que dentro de su universo consiguen encajar con entusiasmo y elegancia. Power pop, pop barroco, hard rock e incluso heavy metal. Todo ello con una habilidad melódica sobrenatural que hace que cada composición de Weezer sea una especie de montaña rusa en la que nadie sabe qué esperar al de unos pocos segundos porque, puede, que de lo que parece la melodía central se llegue a otra más central. O de lo que parece el estribillo, se llegue al estribillo de verdad⁴.
Weezer siguen a su bola en su particular universo guitarrero. Haciendo lo que les da la gana⁵. Intercalando riffs, densidad, juego, acierto y melodía como si fuesen los campeones del mundo de la soltura y el descaro.
“Ain’t Got Nobody” abre el disco con una idea clara en la cabeza, Weezer llama a tu puerta y abras o no, Cuomo y sus muchachos van a entrar. El single, “Back to the Shack” acentúa esa sensación. Ya en “Eulogy for a Rock Band” comienzan a enseñar sus primeros ases en la manga, con un estribillo intenso que desemboca en otro y casi que en otro. Con las guitarras siempre vivas y presentes, como en el power pop marca de la casa⁶ “Lonely Girl”.
Desde detrás de sus gafas de pasta y sus pintas de nerd⁷, Cuomo es un compositor con un arrojo y una valentía fuera de lo normal⁸. “I’ve Had it up to here” es una perla barroca en la que la que la referencias a Queen son obvias pero en el que el estribillo vuelve a coordenadas powerpoperas sin forzar ninguna transición⁹.
Tanto “The British are coming” como “Da Vinci” y “Go away”, ponen más ases a favor de esa notable partida que resulta “Everyting will be alright in the End”. En especial “Go Away”, otro precioso power pop a dos voces con Bethany Cosentino, de Best Coast¹⁰.
“Cleopatra” inicia una recta final rica en matices y algo complicada para oyentes alérgicos a las composiciones barrocas y a las guitarras exageradas y excesivamente dramáticas¹¹. “Foolish Father” es un batido rico en contrastes y sabores que chocan en el paladar con un sabroso acierto.
Ya en la suit final compuesta por tres temas Weezer se relajan y si bien nunca respetan demasiado las formas, aquí se muestran más libres que nunca. “I. The Waste Land” es un ejercicio de guitarras lacrimógenas que va desde la nostalgia hasta el llanto descarnado con emoción¹². “II. Anonymous” nos devuelve a una realidad weezeriana¹³. “III. Return to Ithaka”¹⁴ vuelve al libre albedrío guitarrero con alegría y sin ningún miedo para calzar un broche final digno de un largo aplauso.
7
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1. Se puede ser cínico y tramposo pero aquí casi que se me está escapando de las manos el tema. No escucho conscientemente a Weezer desde aquel videoclip azul del primer single del primer disco de la banda. Echo un vistazo rápido y se titulaba “Undone. The Sweater Song”. Y a mí en aquel momento me pareció un cruce poco inspirado de “Wave of Mutilation” y “I Bleed”. Aunque ahora diría que la canción se me metió muy bien metida en la cabeza porque me la sé de memoria. Así que, como con los esguinces de tobillo que recuerdas la escayola pero no recuerdas el momento en el que te lo hiciste, no será tan doloroso. Este “Undone. The Sweater Song” no sería tan doloroso. Y qué leches, este disco nuevo es una auténtica gozada.
2. Espera. Espera. Ahora que lo pienso, escuché otro tema. Un videoclip que me recordaba horrores al “In Bloom” de Nirvana pero que estaba como incrustado en un capítulo de Happy Days.
3. “Rivers, hator!” Si lo entendí, perfectamente. Y amo Berri Txarrak. Y Gorka me parece un tío certero de cojones. Pero como yo relacionaba la banda con un subproducto lógico dentro de los primeros noventa y ya tenía construido un castillo de prejuicios… pues eso, que he pasado por completo de un grupo que podría defender como mío. De mi generación. Me maldigo por ello, en cierto modo, por malgastar la bala de Weezer. Pero me froto las manos. Tengo ahora un puñado de discos de Weezer por delante que me aportarán mucho placer.
4. Una vez le leí a Dave Grohl meses antes de la publicación de algún disco de Foo Fighters que había compuesto unas cuarenta canciones y que había aislado las mejores melodías y estribillos para articular entre diez y catorce canciones que concentrasen lo mejor de la cosecha. O algo así. Es algo que sospecho que Gorka hace, o a Gorka le sale. Lo he visto en algún grupo o disco más. Pues eso lo hacen Weezer. O al menos, aciertan en ello. Por cierto, Foo Fighters, otra banda con la que me tocará ser cínico a la vuelta de un mes porque tampoco me he escuchado un disco entero. O al menos, no conscientemente.
5. Qué cojones sabré yo…. vergüenza máxima.
6. Eso espero. Al menos lo que en este disco me suena a los Weezer que yo soy capaz de proyectar en mi cabeza me viene que el powerpop pasado por su tamiz tiene que ser uno de los grandes protagonistas de su sonido. Vamos, que aquí me permito arriesgar porque dentro de no ver nada, lo veo claro.
7. Esto es verdad.
8. Y esto también. El tío tiene pelotas y asume muchos riesgos.
9. En el arranque la verdad es que suenan más a un rollo hard rockero y festivo vía Darkness que a los propios Queen pero fuera del estribillo las guitarras si perfilan esa sombra clásica de Mercury y compañía. Definitivamente es porque está co escrita por Justin Hawkins, de The Darkness...
10. Banda que me gusta mucho.
11. El punteo de “Cleopatra” hubiese sido sepultado bajo toneladas de basura y mentiras de haber sido publicado en el “Chinese Democracy”, disco que defiendo con vehemencia por encima de bastantes cosas vitales. Pero aquí, lo hace Cuomo y es valiente y arriesgado. Soy un puto pelota. Pero tampoco puedo ir a degüello a por ellos. Ahora me doy cuenta que nunca los odié. Sino que prioricé unas bandas sobre otras y todas sobre Weezer y Weezer sobre Foo Fighters.
12. Por cosas muy similares a ésta en cualquier lado te dicen que “Chinese Democracy” suena desfasado, hortera y megalómano. Ese puto punteo recuerda horrores a “This I Love”.
13. Toma, toma, toma.
14. Ulertuta, kamarero, kafe bat hutsa ta doblea.
15. Son cosas que pasan. No entiendo por qué esta vez me ha dado por escuchar Weezer. Aunque los recomendé en este mismo blog lo hacía más por lógica “editorial” que por otra cosa. Pero luego me sumergí en el disco, encontré referencias con las que me sentía cómodo, grandes canciones, arranques guitarreros, dramatismo, sentido del humor, sobreactuaciones, ideas valientes y frescas… supongo que en definitiva todo lo que han significado Weezer para miles de contemporáneos míos que los han seguido y han sido conscientes de un bien generacional que a mí se me ha escapado entre los dedos como se dice que se escapa el tiempo o más bien la arena del desierto con la que se hace relojes de arena que sirven para medir el tiempo. El disco es notable. Se merece un notable. No sé si todavía será un 8 pero a día de hoy sí es un 7. Vaya que si lo tiene.
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