Slash "World on Fire" (2014)
Intermitente y sometido.
Slash está de vuelta. Aunque en realidad nunca se fue. Vuelve con otro disco junto a Myles Kennedy y una banda que ya le ha durado lo mismo que los intentos con Snakepit. El juicio sobre "World on Fire" ha de ser doble: muestra las mejores líneas de Slash desde que dejó voluntariamente Guns N' Roses hace dos décadas pero pese a Slash, el disco carece de temas y no escapa del todo a los grandes problemas a los que se ha enfrentado el guitarrista en su carrera post gunner.
Si bien en sus dos discos con Snakepit abusó de su importancia, ya con Velvet Revolver pasó a un segundo plano. Especialmente escandaloso resultó el segundo álbum junto a Scott Weiland. Luego, quizá en la búsqueda del equilibrio trató de volver a recuperar importancia con el irregular "Friends". Recuperó su figura, su cromo, su icono del hard rock histórico y pescó a Kennedy. Con él lleva grabados dos discos. "Apocalyptic Love" es perfectamente olvidable. Y este "World on Fire" pese a ser sensiblemente superior, tampoco pasará a la historia.
Sorprende que el disco parezca más de Kennedy que de Slash. Sorprende que los buenos momentos definitivamente los ponga Slash después de tantos años. Sorprende que pese a sus intentos por vestir cada canción Kennedy resulte plano y aburrido. Sorpende que por fin Slash coja las riendas, aunque sea de forma intermitente, en un buen puñado de temas. Sorprende lo flojo que ha sido el single escogido o que hasta el cuarto tema uno no sepa que Slash está en el barco.
Tras unos insulsos "World on Fire", "Shadow Life" y "Automatic Overdrive", Slash aparece triunfante en la recta final de "Wicked Stone", uno de los mejores cortes del disco en un disco sin cortes reseñables. Y lo es por él, por su presencia, por su imaginativa guitarra y su estilo en esos últimos segundos. Momentos en los que, para variar, no se autocercena como es de suponer que hizo en la época de "Libertad".
A partir de ahí el trabajo intercala composiciones agradables con otras no tan interesantes. En el primer grupo entrarían "Bent to Fly", "Too Far Gone", "Battle Ground" y "Safari Inn"que junto a "Wicked Stone" forman el corazón de "World on Fire". También hay que destacar "Dirty Girl", que parece un claro homenaje a Aerosmith algo lastrado por la omnipresencia de Kennedy. El resto queda demasiado insignificante ya sea porque Slash actúa con el piloto automático puesto ("Irish of the Storm") o porque el tema es ridículo, "The Dissident".
Una vez conformado el análisis, la tesis parece más clara: cuanto más canta Kennedy en un tema, peor es el tema. En general canta demasiado. Cuanto más manga ancha se permite Slash, mejor es el tema. Las canciones no son memorables. Slash construye sobre riffs e ideas que no aportan demasiado. Los temas mejoran cuando Slash se sale de la construcción y deja su huella. Slash no compone. Nunca lo ha hecho. Slash adereza. En eso, es uno de los mejores de la historia del rock. Necesita alguien que componga. Y alguien que no cante como Kennedy.
Las dos últimas frases son ya, por derecho propio, un aforismo de la historia del rock. Son dos hombres con talento desaprovchado. Slash, con muchísmas aptitudes, necesita de un directo artísitico. Kennedy, con un vozarrón que cansa por lo monótono, necesita trabajarlo. Sin embargo, Kennedy no es un director artístico ni su ego le permite estar, siquiera un segundo, por debajo de la chistera del hombre que mejor envuelve los regalos del mundo.
ResponderEliminarLarga historia. Sospecho a quien necesita Slash aunque la necesidad no es mutua. Cierto que a Slash le va bien así. Pero nos podría ir mejor a todos. Muchas gracias por el feedback, Rober.
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